martes, 21 de julio de 2015

¿Realmente mejoran su competencia en lengua extranjera los alumnos que asisten a clases CLIL?



Después de casi dos años impartiendo clase en una sección bilingüe un compañero me preguntó si realmente mis alumnos estaban mejorando su competencia en lengua extranjera. Mi respuesta fue “creo que sí”. 

A las pocas horas me crucé con los coordinadores del departamento de inglés de las secciones bilingües de mi centro y les hice exactamente la misma pregunta ¿adivinas su respuesta? … “creemos que sí”.

El caso es que a mi modo de ver no hay mucha diferencia entre un creo que sí y un no lo sé así que planteé en la siguiente reunión de coordinación hacer una evaluación inicial de las competencias lingüísticas de nuestros alumnos al comenzar 3º ESO (primer curso con secciones bilingües en tres asignaturas) y al finalizar 4º ESO testarlos de nuevo para analizar sus progresos. 

Hasta aquí puede que lo propuesto no parezca nada novedoso ya que se plantea una simple evaluación inicial y final que todos tenemos la obligación de hacer, el caso es que nuestra intención era que ese proceso de evaluación fuese “externo”, lo más objetivo posible y que se ajustase a los niveles de las destrezas lingüísticas planteados en el marco común europeo de referencia para las lenguas (MCER).

Cuando hablo de externo me refiero a que las pruebas que midan el nivel de destreza no sean elaboradas por nosotros y que su corrección se pueda realizar de una forma lo más objetiva posible. Las pruebas deben medir además las cuatro destrezas de toda lengua que debemos trabajar a través de nuestras clases CLIL (comprensión oral, expresión oral, comprensión lectora y expresión escrita) y ajustarse a los niveles del MCER (A1, A2, B1, B2, C1 y C2).

Es evidente que todos los alumnos son evaluados cada año en la asignatura de lengua extrajera y que el resultado queda plasmado en su boletín de notas pero buscábamos un tipo de valoración que nos trasladase detallada información sobre los progresos y que no se viese modificada por factores no lingüísticos que influyen habitualmente en las notas de los alumnos como pueden ser su comportamiento, la realización de trabajos, la entrega en plazo de las tareas, la participación en el aula, etc. 

Finalmente decidimos utilizar los modelos de pruebas de certificación publicados por las escuelas oficiales de idiomas de nuestra comunidad autónoma y que evalúan los niveles A2, B1 y B2.


De esta forma conseguimos realizar de forma sencilla esa evaluación objetiva y externa que además nos permitía valorar detalladamente el nivel el progreso de cada alumno que pasaba por nuestras secciones bilingües en cada una de las cuatro destrezas analizadas.

Las pruebas las pasaban los profesores de lengua extranjera durante sus clases al comenzar y al finalizar el periodo de dos años en los que se cursaban asignaturas CLIL. A los alumnos se les planteaban como “ejercicios de aula” y no como exámenes para los que tenían que estudiar y de los que iba a depender su nota en la asignatura.

Después de dos años ya éramos capaces de contestar con total precisión a la pregunta de que da título a este artículo con un rotundo SÍ.

Podíamos responder, por ejemplo: Al comienzo de 3º ESO el “x” % de nuestros alumnos tenían un nivel “y” en esta destreza lingüística y tras dos años asistiendo a clases de asignaturas CLIL el “x” % alcanzaron un nivel “z” en dicha destreza. 

Es más, estábamos en condiciones de decirles a bastantes alumnos que tenía un nivel suficiente para superar con éxito la prueba de certificación de nivel B1 de la escuela oficial de idiomas, nivel que además es el que entendemos se corresponde con el objetivo a alcanzar para un alumno que curse varias asignaturas en secciones bilingües durante la educación secundaria obligatoria.

Os animo a realizar este tipo de seguimiento con vuestros alumnos porque la información que se obtiene me parece muy motivante (el progreso fue notable) y proporciona un valioso feedback que nos permite plantear ajustes metodológicos en la/las destreza/s en las que observemos un menor progreso en la mayoría de los alumnos.


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miércoles, 15 de julio de 2015

¿Qué habilidades lingüísticas podemos trabajar con nuestros alumnos a través de la asignatura de educación física?



Como profesores de educación física CLIL creo sinceramente que podemos y debemos trabajar las cuatro destrezas que identificamos en toda lengua:

      - Comprensión oral
      -  Expresión oral
      -  Comprensión lectora
      -  Expresión escrita

Parece claro que algunos contenidos de nuestra asignatura nos van a permitir trabajar mejor unas habilidades lingüísticas que otros y tendremos que ir identificando las distintas situaciones que nos permitan trabajar estas cuatro destrezas a lo largo del curso.

COMPRENSIÓN ORAL

Al ser la educación física una asignatura eminentemente práctica parece lógico que nuestros alumnos reciban un mayor número de estímulos lingüísticos por vía oral.  Los alumnos no pasan muchas sesiones al año sentados en un aula con un libro delante o haciendo ejercicios en una libreta por lo que tanto los contenidos de la asignatura como las distintas instrucciones se transmiten mayoritariamente por vía oral.

Sería esta por tanto la destreza en la que más deberían mejorar nuestros alumnos al incrementarse de forma importante el número de horas semanales a las que estarán expuestos a escuchar la lengua extranjera.

No debemos olvidar que se hace necesario adecuar el lenguaje utilizado al nivel del grupo en el que damos clase y que en un primer momento los alumnos tendrán problemas de comprensión por desconocer gran parte del vocabulario específico de la asignatura con el que nunca antes tuvieron contacto. No sirve de nada plantarse delante de un grupo y hacerles una exhibición de lo bien que hablamos en otro idioma si no entienden absolutamente nada de lo que decimos. Somos profesores y nuestro objetivo es que aprendan… ¿Cómo van a aprender si no nos entienden? 

Como ya comenté en otras ocasiones, utilizar abundante material visual de refuerzo durante las explicaciones es un aspecto clave para facilitarles la comprensión, especialmente si la información a transmitir es compleja.

EXPRESIÓN ORAL

Este es el gran caballo de batalla con el que me he encontrado durante todos estos años.
Parecería lógico que al recibir tantos estímulos por vía oral el alumno se viese en la necesidad de hablar en numerosas ocasiones en la lengua extranjera simplemente para interactuar con el profesor, el auxiliar de conversación o sus compañeros de clase. 

Lo que he podido comprobar es que incluso los alumnos que tienen un buen nivel hablando el idioma extranjero son reacios a utilizarlo en el aula delante de sus compañeros y, en muchas ocasiones, esto se debe a la vergüenza de hablar en público o al miedo a la crítica en caso de equivocación.

Para solucionar este problema lo primero que intento hacer en mis clases es crear un clima de confianza y seguridad en el que los alumnos se vean animados a intervenir y en el que los errores gramaticales y de pronunciación no van a ser “criminalizados” ni por parte del profesor ni por parte de sus compañeros.

Hay que animar a los alumnos a hablar y hacerles preguntas con frecuencia es la forma más sencilla para conseguirlo. 

Podemos lanzar preguntas al aire al grupo clase en los que puede responder cualquier alumno (o incluso todos a la vez si es una respuesta simple) o preguntas directas a los alumnos que están realizando una tarea, recibiendo una explicación o simplemente no prestaban atención. 

Es muy importante en todos los casos premiar de alguna forma las intervenciones en la lengua extranjera y darles las gracias por las preguntas mostrando una sonrisa o decirles que la pregunta es excelente son ya una forma sencilla de premiarlos. 

Creo sinceramente que además debemos evitar interrumpirlos cuando están hablando porque cometieron algún tipo de error y, por supuesto, no dejar bajo ningún concepto que los otros alumnos se rían o se mofen de una intervención.
 
No se trata de no corregir los errores sino de no interrumpir una intervención cada pocos segundos porque acabarán desanimados. Seguro que hay otro momento durante la clase donde puedas comentar con el alumno un error gramatical que cometa con frecuencia o la pronunciación correcta de una palabra, cada profesor encontrará la mejor forma de hacerlo según su metodología o estilo de enseñanza.

Si conseguimos crear un clima de confianza y de respeto dentro del grupo las intervenciones orales en lengua extrajera irán en aumento progresivamente.

Además de las pequeñas intervenciones que se pueden dar durante una clase intento buscar a lo largo del curso situaciones en las que un alumno o grupo de alumnos tengan que intervenir durante un tiempo más o menos prolongado utilizando el idioma extranjero. Como ejemplos podría poner las intervenciones que tienen que hacer todos los alumnos dirigiendo de uno en uno a lo largo del año el calentamiento o las exposiciones orales en grupo que realizan a final de curso relacionadas con las actividades deportivas en el medio natural. 

COMPRENSIÓN LECTORA

Para colaborar en el trabajo de esta destreza intento acompañar mis explicaciones con algún tipo de esquema escrito de forma que los alumnos puedan ver en la pizarra las palabras clave que estoy utilizando (afortunadamente dispongo de pizarra en el gimnasio). En otras sesiones prefiero colocar carteles con las palabras clave a lo largo del gimnasio para que los alumnos puedan verlos fácilmente durante la clase. 

Estas simples medidas facilitan también su comprensión oral porque muchas veces el alumno, a pesar de que conoce la palabra escrita, no es capaz de entender el discurso ya que no sabe cómo se pronuncia correctamente. En las presentaciones en PowerPoint utilizo la misma estrategia prestando atención en no abusar del texto escrito.

Hemos de recordar que, al menos en los centros plurilingües, nuestros alumnos deben ser capaces de leer y comprender las preguntas de un examen teórico redactadas en lengua extranjera (aunque es posible que no proceda en alguno de los trimestres) por lo que trabajar este aspecto es fundamental. 

El utilizar cuadernos de ejercicios en el idioma que estamos impartiendo clase diseñados para trabajar los contenidos teóricos de educación física me da unos excelentes resultados. Los alumnos se familiarizan con la lectura en otro idioma de los contenidos de la asignatura y al irse presentando de forma progresiva y muy gráfica el vocabulario específico facilita enormemente la posterior comprensión de las preguntas del examen.

EXPRESIÓN ESCRITA

Como es evidente, todos los ejercicios o preguntas de exámenes redactados en lengua extranjera deberían responderse en esa misma lengua por lo que trabajar la expresión escrita también es de vital importancia.

Creo importante que los primeros ejercicios o exámenes a los que se enfrentan los alumnos, tanto de seccione bilingües como de centros plurilingües, sean muy gráficos de forma que los alumnos no tengan que redactar textos muy largos. 

Responder con una palabra o con una frase corta puede ser suficiente en muchos ejercicios. Se trata de no desanimar al alumnado y de que no afronten con recelo los exámenes teóricos que no están redactados en su lengua materna.

La complejidad en cuanto a la exigencia en la expresión escrita debería ir aumentando progresivamente en los ejercicios y en los exámenes de forma que a medida que pasen los cursos puedan ir respondiendo con frases más complejas, párrafos o textos más largos.

Estoy totalmente convencido de que tras el paso de un alumno por una sección bilingüe o un centro plurilingüe se tiene que producir un aumento significativo de su competencia en estas cuatro destrezas lingüísticas. Para ello, es muy importante ir evaluando sus progresos y en el caso de no alcanzar los objetivos en alguna de las habilidades hacer un estudio de las causas y modificar algún aspecto metodológico que refuerce ese apartado.


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